enero 24, 2014

juego de rolAnálisis “The Elder Scrolls V: Skyrim”

Análisis “The Elder Scrolls V: Skyrim”
El mágico y absorbente universo de The Elder Scrolls está de vuelta con Skyrim, otro gran capítulo de la veterana saga de Bethesda Softworks que llega para hacer las delicias de los aficionados al rol. Recogiendo lo mejor de entregas precedentes, y dotándolo al mismo tiempo de una ambientación inigualable, nos encontramos ante una de las mejores entregas de la saga. Un título completamente imprescindible para los fans de los RPG y de los mundos abiertos.
Las palabras The Elder Scrolls significan muchas cosas, pero sobre todo simbolizan una forma de entender el género del rol muy concreta. Representan contextos de espada y brujería muy definidos, y también experiencias jugables muy relacionadas con la libertad absoluta hasta límites que sólo pueden entenderse desde una óptica que supera con mucho los confines de lo que en la actualidad se conoce como sandbox. El libre albedrío y la toma de decisiones constantes y absolutas son los grandes titulares que siempre deja esta IP, lo que unido a la habitual capacidad de contar grandes historias que demuestra Bethesda Softworks en cada uno de sus proyectos crea experiencias tan atractivas y electrizantes como adictivas y cautivadoras.

Estas características de libertad absoluta se han visto en ocasiones apoyadas por decisiones que no siempre han sido igual de bien recibidas: el siempre temido auto-level que define la habilidad de sus enemigos, por ejemplo, ha sido habitualmente protestado; pero también debemos mencionar unos apartados tecnológicos marcados por algunos problemas de pulido graves, aunque también poco menos que inevitables en un juego de estas dimensiones. Skyrim repite dimensiones y características con respecto a lo visto en entregas anteriores, pero lo dota además de un sentido de la personalidad que hace que al mismo tiempo no se asemeje en muchos de sus aspectos a lo que ha venido siendo la saga.

Y es que la región de Skyrim abre sus puertas a los aficionados del rol con un videojuego auténticamente memorable, un título RPG maravilloso que condensa todas las virtudes del género desde su óptica netamente occidental y que las magnifica con un programa de unas dimensiones sencillamente inabarcables. 40 Kilómetros cuadrados contemplan al área que da nombre al videojuego y que patearemos hasta lo indecible para encontrar y cumplir las más épicas aventuras. Un lanzamiento que roza la perfección en varias áreas y que, de haber contado con un grado de pulido mucho mayor que nos hubiera ahorrado la infinidad de bugs y glitches que encontraremos en nuestro camino, se podría haber convertido en el principal candidato a juego del año.Sangre de Dragón -La Historia-El argumento de Skyrim vuelve a hacer gala de la habitual maestría de Bethesda Softworks a la hora de crear hilos argumentales que nos cautiven y que nos atrapen, algo a valorar especialmente puesto que los títulos de la saga The Elder Scrolls siempre han logrado apresar nuestro interés no sólo por sus innegables virtudes jugables sino también por sus bondades narrativas.
Como es costumbre en este tipo de juegos vamos a hablar lo menos posible sobre el guión del juego para dejar que su magia sea descubierta por los propios usuarios según vayan desmantelándola con horas y horas de aventuras. Al comienzo de nuestra epopeya estaremos tan perdidos como su protagonista, viajando con varios presos a la región de Skyrim en un carromato de presos, y sin saber nada sobre su pasado o ni tan siquiera sobre su presente. Poco a poco iremos arrojando algo de luz no sólo sobre esta fría zona de Tamriel sino también sobre los secretos que oculta nuestro personaje y que están íntimamente vinculados con los dragones que pueblan los cielos de este reino, y que tan a menudo ha publicitado la propia Bethesda Softworks durante la fase de promoción del juego.

El hilo principal del juego, no obstante, es sólo uno de los arcos argumentales con los que cuenta el título, y es que como los aficionados de la saga ya sabrán, lo delicioso de un The Elder Scrolls es el hecho de que cada personaje que nos encontramos tiene su propia historia que contar y de la que podemos participar. Esta afirmación puede sonar exagerada, pero es totalmente verídico que el interactuar con cualquier personaje que nos encontremos por el camino va a ser la única manera de sacar el máximo provecho de un videojuego tan descomunal como éste. Los soldados que carecen de personalidad y algunos de los tenderos no tienen mayor relación con nosotros que la de responder a nuestros saludos con frases breves o que la de abrir las posibilidades del comercio, respectivamente, pero prácticamente el resto de los NPCs que pueblan el mundo de Skyrim tienen interesante información que darnos o incluso misiones que proponernos.
Así pues todo lo que hacemos en este quinto capítulo de la saga se divide en tres vertientes principales. La primera de ellas es la de las misiones principales, que son las épicas, las que hacen avanzar la narrativa central del juego y que son las de número más reducido, dificultad máxima y más largo desarrollo. Por otra parte también encontramos las misiones secundarias, que son las que nos van encargando los NPCs que vamos conociendo por el camino y que están principalmente relacionadas con sus vidas cotidianas y sus problemas diarios, y que son las más numerosas que ofrece el juego, cuya resolución es opcional y que nos llevarán una cantidad de tiempo media y un nivel de reto más razonable. Por último encontramos las que el propio videojuego etiqueta como "Otras", y que son infinidad de pequeños encargos que podemos también llevar o no a cabo y que son de dificultad escasa y complejidad muy sencilla (de un sólo paso generalmente).
Así se desarrolla todo lo que tiene que ver con la narrativa de Skyrim, un compendio de modo historia imposible de cuantificar en el tiempo que nos llevará superarlo puesto que puede enumerarse en varias decenas de horas si sólo nos centramos en las misiones principales, o en varios centenares si también llevamos a cabo toda la parafernalia de objetivos alternativos que el título también nos propone. Desde 3DJuegos, por supuesto, recomendamos la segunda vía, y es que los lanzamientos de la serie The Elder Scrolls obtienen sus mejores réditos en cuanto a diversión si sacamos el máximo partido de sus posibilidades conociendo a todos los personajes, explorando todos los rincones del escenario y cumpliendo todas las misiones.
Un Mundo Vivo -Prisma y Universo-Lo que de verdad hace único a Skyrim es su experiencia jugable, algo que ha venido siendo santo y seña de la saga The Elder Scrolls desde su debut con Arena en 1994, y que se ha caracterizado por la preponderancia de la libertad de cara al jugador sobre cualquier otro tipo de consideración. Nada se parece a los juegos de esta franquicia en casi ningún sentido, y es que incluso los juegos que se enmarcan en la categoría sandbox tienen infinidad de restricciones que brillan por su ausencia en la franquicia de Bethesda Softworks.
Todos los objetos que encontramos en el juego son plenamente interactivos y podemos cogerlos, robarlos, venderlos... Además podremos hablar con todos los personajes que veamos, pero también relacionarnos de ellos de otras maneras, como robándoles o incluso asesinándolos. Por otra parte todos los lugares que oteamos en el escenario, por lejanos que estén, son alcanzables con nuestros pies, de modo que éste no da la sensación de ser un mero decorado como en tantos otros juegos, sino que transmite perfectamente ese espíritu de mundo vivo que beneficia de forma tan extraordinaria al grado de inmersión que rezuma su universo.

Y es que la imaginería de espada y brujería que siempre ha caracterizado a la saga va mucho más allá de ser la única diferencia que puede vislumbrarse con respecto a otros productos de Bethesda Softworks, y esto se debe a que las diferencias con otros de sus lanzamientos como Fallout 3 son públicas y notorias. Si en el juego que relata la hecatombe nuclear recorremos un mundo literalmente muerto, todo en The Elder Scrolls rezuma vida por los cuatro costados, y si los habitantes de la IP creada por Interplay vivían asustados y perennemente enmarcados en un marco donde no existe la ética, en la que nos ocupa son en su mayoría mucho más afables y pueblan ciudades donde la ley y la jerarquía tienen importancia clave que podremos, o no, respetar.
 
 


Si lo que deseamos es un mundo gigantesco del que sentir que formamos parte, nuestro juego es Skyrim. Un gigantesco reino a nuestros pies.
 
 

 
 

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